Diferencia entre auditoría fiscal y planificación fiscal. Nuevas incumbencias para los contadores

Las tareas de la auditoría fiscal pueden resumirse en efectuar controles, evaluaciones y diagnósticos sobre el grado de cumplimiento tributario de un contribuyente. En cambio, las planificaciones fiscales, según lo define la propia Resolución General 4838 de la AFIP, tienen como objetivo buscar ventajas y beneficios en el pago de los impuestos y en el cumplimiento de los regímenes de información que están relacionados con ellos. 

Mientras los contadores se debaten en defensa del secreto profesional ante la normativa de la AFIP sobre planificación fiscal, surge otro concepto, la auditoría fiscal, y cabe la pregunta de si pueden confundirse. 

Las planificaciones fiscales, reguladas recientemente por la AFIP, sobre las que los 24 Consejos Profesionales del país iniciaron reclamos ante la Justicia, como se dijo, consisten en trabajos profesionales que tienen como objetivo obtener alguna ventaja o beneficio sobre los impuestos que pagan las empresas. 

La auditoría fiscal, en cambio, no busca los beneficios, sino que realiza controles, evaluaciones y diagnósticos para conseguir minimizar las consecuencias sobre contingencias fiscales que tienen las empresas. A pesar de las diferencias, el destino final de las dos es el “ahorro fiscal”. 

Diariamente, las empresas tienen que lidiar con los impuestos. Son tantas las obligaciones formales a cumplir y es tan pesada la carga fiscal que deben soportar que el control de las contingencias fiscales tenga cada vez más importancia.

Por ese motivo, es vital realizar auditorías fiscales, internas y externas, con la intención final de reducir los costos tributarios de las empresas. Los objetivos principales de la auditoría fiscal consisten en poder demostrar que la contabilidad empresaria y sus estados contables reflejan razonablemente las contingencias tributarias, ciertas e inciertas. En el mismo sentido, buscan ayudar a cuantificar en forma correcta las deudas y los créditos impositivos y previsionales existentes al cierre de cada ejercicio. 

La auditoría fiscal interna, que trabaja como otro sector que integra la empresa, controla el correcto cumplimiento de todas las obligaciones legales y reglamentarias impuestas por el fisco nacional y por los diferentes organismos provinciales. Pero, además de controlar los cumplimientos, verifica que se estén aprovechando las ventajas que ayudan a reducir la carga tributaria de las empresas, tratando de maximizar de esta forma los beneficios fiscales totales. 

La auditoría externa, realizada por profesionales especializados, consiste en una mirada independiente adicional para verificar el grado de cumplimiento fiscal y señalar los desvíos encontrados. Las tareas internas cuentan con escaso tiempo para planificar, ya que están muy ocupadas con el cumplimiento de todas las obligaciones diarias; a esta auditoría se le acopla la mirada externa que la complementa, pudiendo dar fe a terceros y a las propias autoridades y accionistas. 

Para el desarrollo de toda actividad económica, ya sea de producción, de comercialización o de servicios, previamente, es necesario poder planificar la viabilidad del negocio, y de esta forma definir a priori los procesos y circuitos administrativos que tienen que cumplirse. La planificación debe efectuarse al inicio y durante toda la gestión de la empresa. 

Como resultado del análisis existen variables sobre las que se puede influir; por ejemplo, determinar los precios de venta que acepta el mercado, conocer la competencia que existe en relación con los productos o los servicios ofrecidos, y llegar a cuantificar los costos totales en los que incurre la empresa para el desarrollo de su actividad. En todo proceso económico existen diversos costos a afrontar, dentro de los cuales también se encuentran los tributos que influyen en el desarrollo de la actividad. 

Por ese motivo, y con el objetivo de reducir el costo fiscal, tiene mucha importancia hacer una evaluación y un diagnóstico que sirvan para poder determinar si la empresa cumple con todas las obligaciones formales y materiales dispuestas por las distintas normas impositivas y previsionales nacionales, provinciales y municipales.

Posteriormente, debe verificarse que el resultado de esta evaluación esté plenamente reflejado en la contabilidad legal y de gestión de la empresa y en sus estados contables. Asimismo, siguiendo otro camino, es importante comprobar si se aprovechan todos los beneficios fiscales que se encuentran vigentes y ayudan a disminuir el costo tributario total. La auditoría debe brindar los elementos de análisis necesarios que sirven de apoyo para utilizarlos en las diferentes etapas de la discusión administrativa y judicial frente a todos los organismos. Los argumentos de la defensa deben provenir de los informes de auditoría, los cuales se elaboran sobre un determinado tema que está en conflicto. 

En España, la auditoría fiscal es empleada por el propio Estado como una herramienta de control y además existen auditorías privadas. Se realizan las tareas de verificación, que están al servicio de los controles que aseguren que los contribuyentes pagaron impuestos de acuerdo con las normas vigentes. En ese caso, no interesa la optimización fiscal, que ayuda a reducir la carga tributaria soportada por los contribuyentes. 

La auditoría fiscal del Estado se halla en la vereda de enfrente, por más que se dictamine sobre los mismos temas. Hay otros terceros, como podrían ser los bancos, los proveedores y los clientes de las empresas, las compañías de seguro, los que participan en procesos de reorganización empresaria y otros destinatarios, que podrían requerir los informes de auditoría fiscal para evaluar las contingencias que asumen en sus transacciones. 

Es una tarea que complementa a la auditoría contable, pero requiere un conocimiento específico, que debería sumarse, pero de manera independiente. ¿La planificación fiscal, que ahora quiere controlar la AFIP, significa lo mismo que la auditoría fiscal? La respuesta es NO. La auditoría fiscal se encuentra lejos de asesorar sobre zonas “grises” que les pueden permitir a los contribuyentes intentar resultados de “elusión fiscal”; justamente, al contrario, su objetivo es poder agudizar los controles de la gestión tributaria para evitar caer en  situaciones de contingencia que pueden ser muy riesgosas para los contribuyentes.  

Qué alcance tiene la auditoría fiscal

Para llevar a cabo una auditoría fiscal, lo ideal es segmentar la empresa por sectores para  los siguientes controles, verticales y horizontales:
1. Tesorería: observar que se cumplan todas las obligaciones impuestas por los fiscos nacionales y provinciales, relacionadas con el ingreso y el egreso de fondos en las empresas.
2. Proveedores y Cuentas a Pagar: se verifica la validez de la inscripción de los proveedores y si los diferentes tipos de comprobantes que se reciben reúnen todos los requisitos exigidos por la AFIP. Además, se analizan los regímenes de retención y de percepción que están vigentes y que tienen que ser cumplidos por los agentes de recaudación. Se debe controlar todos los sistemas y la contabilidad de la empresa para verificar el cumplimiento de obligaciones materiales y formales.
3. Contabilidad: en este sector se evalúa si la empresa cumple con todos los regímenes de información que deben ser presentados en tiempo y forma. Se controla la registración de las operaciones y los estados contables para ver si reflejan las contingencias fiscales de la empresa. Se evalúan las presentaciones de las liquidaciones tributarias para confirmar si se cumplió correctamente el objetivo de evitar multas y sanciones.
4. Facturación y Entrega: se validan las inscripciones de los clientes. Se verifica que la facturación se realice de acuerdo con las exigencias de los organismos fiscales. Y se constata la correcta aplicación de los diferentes regímenes de recaudación vigentes y que los bienes se transporten cumpliendo con las exigencias de los diferentes fiscos.
5. Recursos Humanos: se efectúan controles numéricos y formales sobre el cálculo de la retención del Impuesto a las Ganancias sobre los sueldos. Se evalúa el cumplimiento de todas las obligaciones formales que deben ejecutar los empleadores frente a los impuestos y las cargas sociales que se liquidan.
6. Comercio Exterior: se verifica que se estén cumpliendo todos los deberes formales vinculados con las importaciones y las exportaciones. Se determina el costo impositivo que tienen las operaciones de comercio exterior para no tener sorpresas en el puerto.

Finalmente, la idea es lograr que el tiempo destinado a las tareas de gestión tributaria sea equivalente al dedicado al control y la prevención  de las contingencias fiscales. 


José Luis Ceteri

Contador Público y Periodista Económico